La central obrera levantó una reunión de su Consejo Directivo que ayer debía debatir una acción directa en respaldo de Cristina. El rol de Hugo Moyano para “suavizar a los duros”
La CGT resolvió una encrucijada interna mediante la confirmación de su viraje al centro: finalmente no marchará ni hará paro por el ataque a Cristina de Kirchner, lo que dejó expuesta la hegemonía de sus sectores más tradicionales y el retroceso del espacio que lidera Pablo Moyano. La central obrera pasó por alto incluso una reunión que tenía pautada para ayer de su Consejo Directivo por entender que la movilización popular del viernes en repudio al intento de magnicidio había “superado” aquella instancia.
La estrategia, que comenzó a evidenciarse el viernes pasado y quedó ratificada en conversaciones durante el fin de semana, implica que la organización mantendrá distancia respecto de la vicepresidenta y hará pesar ante el Gobierno su decisión de transitar la turbulencia inflacionaria mediante la receta de las paritarias, sin avalar remedios kirchneristas como una suma fija para empujar los salarios más bajos. También, que apostará por la gestión de Sergio Massa en cuanto a su propuesta de paliar la crisis financiera de sus obras sociales mediante un auxilio transitorio de 24 mil millones de pesos hasta fin de año.
“Frente a la respuesta contundente de los trabajadores a la convocatoria efectuada (el viernes a la Plaza de Mayo, a la que la CGT se unió el mismo día) y por las razones expuestas en la última reunión, corresponde dar por superada la reunión del Consejo Directivo convocada para el día de hoy, seguir la evolución de los acontecimientos y mantener el estado de alerta”, destacó ayer la organización en un comunicado. El documento concluyó con un pedido de poner fin a la “violencia social y política” y por una “Justicia independiente para todos los argentinos”. La última frase buscó contener a los espacios que a las pocas horas del atentado contra Cristina habían reclamado un paro para ayer mismo y una movilización hacia la Corte Suprema. El planteo lo habían consensuado el viernes por la mañana el Frente Sindical (Fresimona) de Pablo Moyano (Camioneros, mecánicos de Smata, marítimos de SOMU, canillitas), la Corriente Federal (bancarios de Sergio Palazzo, gráficos de Héctor Amichetti, pilotos de Pablo Biró) y la CTA de los Trabajadores, que lidera Hugo Yasky. La propuesta chocó contra los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos, renuentes a una acción directa. El portavoz del bloqueo fue el secretario general del gremio de judiciales UEJN, Julio Piumato, quien objetó en particular la pertinencia de una movilización hacia el Palacio de Tribunales para protestar contra la Corte. El dirigente alegó que el máximo tribunal no tenía vinculación con la investigación por el ataque a la vicepresidenta. Lo cruzó el mismo viernes el mecánico Mario Manrique, quien le endilgó estar más cerca de los jueces y los fiscales que de los trabajadores de la Justicia. El moyanismo, donde Piumato supo revistar por años hasta hace una década, suelen recordar que el sindicalista fue el único en participar de la “marcha de los paraguas” tras la muerte de Alberto Nisman junto a magistrados de Comodoro Py, y que su esposa, Ana Vigano, fue nombrada jueza a inicios de la gestión de Mauricio Macri.
Pero más allá de esos diques de contención, el ímpetu de los sectores minoritarios por un paro y una marcha pareció encontrar el freno más concreto dentro de su propio espacio. Fue cuando luego de las deliberaciones del Fresimona, la CFT y a CTA, y cuando ya habían informado públicamente de la propuesta que llevarían al Consejo Directivo de la CGT, se sumó al debate el propio Hugo Moyano en el tercer piso de la central obrera. El líder de los camioneros, que desde hace meses optó por cederle el protagonismo diario a su hijo mayor, Pablo Moyano, reconstruyó su vínculo con los núcleos más tradicionales de la CGT y mantiene una buena relación tanto con Alberto como con Massa. En los propios sectores que habían reclamado un paro reconocieron que el mayor de los Moyano sugirió desalentar ese planteo.